Judit Mateu, autora del libro Sobrevivir en la mente o vivir en el corazón (Ed. Hakabooks, 2023), actualmente es formadora, ponente y terapeuta psico-corporal y energética, especializada en gestión emocional, conciencia y alquimia corporal, diálogo con el inconsciente y sanación del trauma, con una anterior experiencia profesional de 27 años en el mundo corporativo, liderando equipos de alto rendimiento. Hoy nos cuenta en este artículo cómo el cuidado del bienestar en los centros escolares, entidades, empresas y organizaciones en general, es básico e imprescindible para generar entornos de mayor aprendizaje y creatividad.
¿Qué relación hay entre nuestro cerebro y nuestro bienestar?
Quien decide si estamos o no en bienestar es nuestro cerebro, nadie más, por esto es tan importante que nuestro cerebro reciba la información adecuada y de manera adecuada para que al procesarla llegue a la conclusión que nuestro cuerpo está en bienestar. Así de fácil y así de difícil a la vez.
¿Cuál es la información que debe recibir el cerebro y cómo debe recibirla para sentirnos en bienestar?
Es más importante cómo recibe la información nuestro cerebro que la información en sí misma, aunque por supuesto también es importante. El cerebro debe percibir un estado de calma y tranquilidad para sentirse en bienestar y esto se consigue generando un clima y un entorno de confianza y seguridad (sin violencia, sin imprevistos, sin sorpresas de última hora, con un marco de actuación concreto con determinadas normas de actuación conocidas y aceptadas por toda la comunidad, con protocolos de procedimientos consensuados, etc…), de lo contrario, el cerebro interpreta que estamos “en peligro” y por lo tanto tenemos que estar “en alerta” y pondrá en marcha sus mecanismos de supervivencia.
¿Cuáles son los mecanismos de supervivencia que pone en marcha el cerebro cuando se siente en peligro y en alerta?
Cuando no hay un entorno fiable y estable donde no se respira confianza y seguridad, nuestro cerebro interpreta que estamos en peligro y se pone en alerta. Esto puede ocurrir debido a una experiencia real externa o por una experiencia interna (un pensamiento, un recuerdo, una memoria o una imaginación). Entonces es cuando nuestro cerebro activa los mecanismos de supervivencia. La parte del cerebro que se pone en marcha para dar respuesta a una supuesta situación de peligro es la que conocemos como cerebro reptiliano. Este se encarga de enviar la información al cuerpo lo más rápido posible para que podamos pedir ayuda, huir o luchar y así salir del peligro.
Cuando no podemos pedir ayuda, huir ni luchar, nuestro cuerpo intenta que como mínimo, si no podemos salir de la situación de peligro, podamos salir del dolor y malestar que nos genera esta situación de supuesto peligro ¿Cómo? Congelándose y anestesiándose para no sentir el dolor ni el malestar.
¿Cómo repercute en el aprendizaje y en la creatividad que nuestro cerebro se ponga en modo supervivencia?
Cuando el cerebro interpreta que no estamos en bienestar, como hemos explicado, se ponen en marcha los mecanismos de supervivencia comandados por el cerebro reptiliano y no solo esto, sino que para que estos mecanismos de supervivencia sean más efectivos, el resto del cerebro prácticamente se desactiva. Es decir, que la parte del cerebro que se encarga de pensar, reflexionar, discernir, aprender y crear (el cerebro neocortical) se desactiva para que toda la energía se destine a la supervivencia. Es sabido que en momentos de estrés, depresión, crisis emocional, etc… es mejor no tomar decisiones porque seguramente no serán las más óptimas.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta en los centros educativos. Se habla mucho del bienestar de los alumnos y existen muchos protocolos de actuación en esta línea, pero no se habla (o poco) del bienestar de los docentes. Si los docentes por ejemplo se sienten estresados y no se sienten en bienestar y además no son capaces de autorregular su sistema emocional, su cerebro entra en modo supervivencia y por lo tanto no van a ser capaces de estar en la calma y tranquilidad necesarias para focalizarse en la preparación de las clases con ilusión y de manera creativa ni van a estar disponibles para sostener, atender y regular las necesidades emocionales del alumnado. Para que el cerebro del alumnado se enfoque en aprender, reflexionar, pensar y crear es necesario calmar su cerebro reptiliano y esto solamente se consigue generando espacios de confianza y seguridad que hagan posible una convivencia tranquila y un sentimiento de bienestar emocional.
Esto se puede generalizar a cualquier organización, entidad, corporación y entorno empresarial donde lo más importante es generar valor y para esto es necesario que se generen espacios de seguridad y confianza donde las personas se sientan en un estado de bienestar, calma y tranquilidad que les permita pensar, reflexionar, ser creativos, comunicarse con respeto y tomar decisiones lo más óptimas posibles para la consecución de los resultados y la rentabilidad esperados. Al igual que en los entornos educativos, las personas que conforman los equipos directivos y tienen roles ejecutivos es imprescindible que cuiden su bienestar, no solo para ser un ejemplo a seguir por sus equipos, sino para poder atender también más y mejor las necesidades de estos y así impedir que los cerebros entre en modo supervivencia y se puedan focalizar al máximo a aprender, reflexionar y crear de la manera más óptima posible generando así personas y equipos con mayor bienestar, más eficaces, negocios más rentables y con mejores resultados.
¿Qué hace que cueste tanto sentirnos en bienestar?
La situación externa de incertidumbre e inseguridad que vivimos actualmente y desde hace algunos años, generada principalmente por los estados de alerta debidos a las epidemias y desastres climáticos, nos mantiene en un estado de estrés que no ayuda a mantener la calma y la tranquilidad. Nuestro cerebro interpreta que nos encontramos en peligro, entra en el miedo, se pone en modo supervivencia y nos saca de nuestro centro, de nuestro máximo potencial creador.
Hay cosas que no podemos cambiar, sobre las cuales no podemos influir, pero hay cosas sobre las cuales sí podemos actuar, una de ellas es nuestro bienestar. Podemos condicionar nuestro bienestar a las circunstancias externas que estemos viviendo o podemos hacernos responsables de nuestro bienestar independientemente de lo que ocurra en nuestro entorno. Como ya decía el filósofo griego Epicteto en el año 50 “lo importante no es lo que vivimos, sino cómo vivimos lo que vivimos” y añadía que “el único camino a la felicidad es dejar de preocuparnos por las cosas que escapan de nuestro control y voluntad”.
No solamente tenemos que hacernos responsables de nuestro bienestar, sino que debemos armarnos de voluntad, coraje y determinación y pasar a la acción para generar este bienestar. En este entorno de inseguridad e incertidumbre que estamos viviendo, el bienestar no viene solo y tampoco va a llegar sin hacer nada nuevo y diferente de lo que hemos hecho hasta ahora. Como apuntaba Einstein “no podemos solucionar los problemas generados con una manera de pensar con la misma manera de pensar”.
¿Cómo podemos mejorar nuestro bienestar?
Primero de todo entendiendo cómo funciona nuestro cuerpo, la sede de nuestro cerebro (que como he dicho al principio, es quien decide si nos sentimos en bienestar o no) y de nuestro corazón (que es donde sentimos las emociones, el bienestar o el malestar).
Si queremos introducir cambios y nuevas rutinas en nuestra vida para generar bienestar, en primer lugar, debemos conocer cómo funciona nuestro cuerpo para entender y comprender cómo funciona nuestro cerebro y nuestras mentes (consciente e inconsciente), nuestro corazón y nuestras emociones y cómo nuestro corazón, y todos los órganos de nuestro cuerpo, interaccionan con nuestro cerebro, el “cuadro de mandos” desde donde pensamos y tomamos las decisiones para actuar en pro o en contra de nuestro bienestar.
En segundo lugar, debemos pasar a la acción, introducir nuevas rutinas en nuestro día a día para mejorar el funcionamiento de nuestro cuerpo y conseguir así calmar nuestro cerebro para sacarlo del modo supervivencia. Estas nuevas rutinas pueden estar orientadas al cuidado de la alimentación para equilibrar nuestra microbiota, a la práctica de ejercicio físico y de la respiración consciente para calmar la mente así como a la práctica de la conciencia corporal, muy importante para cuidar la postura, aprender a rehabitar el cuerpo y aprender a identificar y percibir las sensaciones y las emociones que circulan en él, que es en realidad, lo único que nos ancla al presente, a lo real, a nuestra verdad y como dice la neurocientífica Nazareth Castellanos, “saben y conocen lo que la mente todavía no se ha dado cuenta”, lo que nos permite anticiparnos y liderar mejor nuestra vida tanto personal como profesional.
Si te apetece profundizar en este tema, en mi libro Sobrevivir en la mente o vivir en el corazón encontrarás más información sobre cómo la gestión emocional, la conciencia corporal, el diálogo con el inconsciente, el reaprender a habitar tu cuerpo y a “vivir en tu corazón” te ayuda a recuperar tu bienestar físico, emocional, mental, energético y espiritual, para poder sostener mejor momentos difíciles en tu vida, para poder tomar mejores decisiones, para poder gestionar mejor el estrés y la incertidumbre, para poder comunicarte mejor, para estar más disponible para los demás (sobre todo si eres un cuidador a cargo de personas y pacientes, si eres docente a cargo de jóvenes y adolescentes, directivo a cargo de equipos, etc…). En definitiva, para recuperar tu poder, tu fuerza y tu energía vital y poder así co-crear y liderar mejor tu vida, tanto personal como profesional. Aquí encontrarás mis datos de contacto para sesiones individuales y más información sobre la programación de mis talleres, seminarios, formaciones y masterclass gratuitas, así como las sesiones grupales de relajación, armonización, conciencia y alquimia corporal.
Si estás interesad@ en facilitar un entorno de calma y tranquilidad a tu organización, departamento o equipo para generar el bienestar necesario para que las personas puedan potenciar su creatividad y se puedan desarrollar profesionalmente de la manera más óptima posible, te invito a visitar el enlace que te dejo más abajo sobre la Formación para el Bienestar en las Organizaciones.