La vida diaria actual, en permanente estrés y sin momentos de descanso durante el día, nos puede llevar a un estado mental de inquietud y excitación. Si además le añadimos el ingrediente de la incertidumbre en la que vivimos últimamente, a todos los niveles (personal, económico, profesional, de salud, etc.…), sobre todo a raíz de la situación pandémica, podemos llegar a un estado mental de miedo, temor e inseguridad, esto que tan bien conocemos como ansiedad.
El artículo publicado por The Lancet (10/2021), Global prevalence and burden of depressive and anxiety disorders in 204 countries and territories in 2020 due to the COVID-19 pandemic, basado en un macroestudio hecho a 204 países, revela que la pandemia ha causado depresión y ansiedad a 129 millones de personas, lo que supone un crecimiento del 25% de las enfermedades mentales en 2020 respecto a 2019 https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)02143-7/fulltext
Pregunta.- ¿Cuándo puede aparecer la ansiedad?
Respuesta.- La ansiedad puede aparecer cuando nos percibimos en una situación de incertidumbre, cuando no nos sentimos seguros. La ansiedad es un estado mental de miedo, temor e inseguridad, pero la vivimos y experimentamos en nuestro cuerpo, la podemos somatizar con una sensación de nerviosismo, de agitación o tensión, con una respiración acelerada (hiperventilación), un aumento del ritmo cardíaco, sudoración o temblores, hasta poder llegar a ataques de pánico, y si esto permanece en el tiempo, podemos sentir sensación de debilidad y cansancio, afectando de manera muy negativa a nuestro sistema inmunitario y estado general de salud.
P.- ¿Cómo podemos detectar si estamos sufriendo ansiedad?
R.- En muchas ocasiones no somos conscientes del nivel de estrés al que estamos sometidos. No nos damos cuenta o no queremos darnos cuenta de que vivimos estresados hasta que no paramos, si es que nos permitimos parar en algún momento. Deberíamos concedernos pequeños espacios de tiempo para parar, respirar, descansar, escuchar cómo estamos, tanto a nivel mental como físico. La actividad frenética a la que nos rendimos nos impide tener estos momentos para nosotros mismos. Estar disponibles y presentes para poder observar si tenemos pensamientos de miedo, temor o inseguridades y para poder estar a la escucha de nuestro cuerpo, nos permitirá identificar mejor qué pasa en y a través de nosotros.
P.- ¿Cómo aprender a estar a la escucha de nosotros mismos?
R.- La respiración es una buena herramienta para situarnos en el presente, para estar disponibles y colocarnos como observadores de nosotros mismos, de nuestros pensamientos y sobre todo para volver a sentir y habitar nuestro cuerpo.
El Método de Liberación de las Corazas (MLC©) es un método psico-corporal, creado por Marie-Lise Labonté, que permite conectar cuerpo-mente. Durante las sesiones de movimientos corporales se pone atención a la respiración consciente, lo que calma la mente y nos sitúa en el presente, para poder estar a la escucha de nosotros mismos y de lo que ocurre en nuestro cuerpo.
P.- Como ha comentado, la ansiedad se puede despertar por cualquier detonante que nos cree incertidumbre, miedo, temor, inseguridad, en nuestra vida cotidiana presente, pero muy habitualmente se manifiesta de manera desproporcionada a la situación real que estamos viviendo ¿A qué se debe esta desproporción?
R.- La ansiedad es un estado mental, pero se vive en el cuerpo y el cuerpo es como nuestra “caja negra”, donde quedan registradas todas las memorias de nuestra vida. Por lo tanto, cuando en un momento determinado sentimos ansiedad, no solamente sentimos la ansiedad presente, sino que se despiertan en nuestro cuerpo memorias de ansiedad del pasado.
Pueden ser memorias muy antiguas, de momentos y situaciones de inseguridad e incertidumbre vividas de pequeños, demasiado traumáticas, por lo que decidimos desconectarnos de ellas para no sufrir, disociándonos de nuestro cuerpo, lo que fue un acto de supervivencia muy inteligente. No obstante, esto nos ha llevado a vivir desconectados de nuestro cuerpo, a sentir que nuestro cuerpo no es un lugar seguro pues es donde se alojan, entre otras, las memorias dolorosas de la ansiedad.
Los movimientos de despertar corporal basados en el Método de Liberación de las Corazas (MLC©) son una buena herramienta para volver a habitar nuestro cuerpo. Estos movimientos sencillos pero profundos, utilizando materiales específicos (pelotas de tenis, pelotas de espuma, etc.…), nos ayudan a liberar tensiones, emociones, protecciones y condicionamientos antiguos (tanto físicos, como emocionales, mentales o energéticos), olvidados, reprimidos, pero bien almacenados y registrados en nuestro cuerpo. A través de estos movimientos liberamos poco a poco el sistema de protecciones que nos hemos instalado para desconectar del sufrimiento y del dolor (que en este caso podría ser la ansiedad). Esta liberación nos aporta sensaciones y experiencias corporales nuevas que se convierten en nuevas memorias de bienestar y todo esto nos ayuda a sentir de nuevo el cuerpo y además a sentirlo como un espacio seguro donde poder sostenernos.
P.- ¿Cómo podemos atender la ansiedad y escuchar lo que ha venido a expresarnos?
R.-Si la ansiedad se presenta a nuestra vida, por el motivo que sea, deberíamos tomarla en consideración, no sólo para luchar contra ella con medicamentos (que en algunos casos puede ser necesario y recomendable), sino también para escucharla, atenderla y darle el espacio necesario para que nos cuente lo que ha venido a contarnos.
El cuerpo nos habla, a través de la ansiedad o de cualquier otra emoción o síntoma físico. La somatización física es un mecanismo muy inteligente que tiene nuestro cuerpo para avisarnos de un malestar emocional o psíquico que no hemos atendido lo suficiente, es decir, lo deberíamos considerar como un acto de amor. Como tal, deberíamos identificarlo (y esto solo es posible si estamos conectados con nuestro cuerpo), atenderlo, mirarlo y darle el espacio suficiente para escuchar lo que nos quiere expresar.
No estamos acostumbrados a darnos estos espacios de tiempo para escuchar nuestro cuerpo ni sabemos cómo hacerlo. Si estamos en estado de alerta permanente, inseguros por la incertidumbre que sentimos, vivimos y percibimos fuera de nosotros, no podremos estar disponibles, presentes ni sentirnos suficientemente seguros para mirar hacia adentro y observar lo que nos ocurre.
Para observar nuestra mente, que es donde se genera la ansiedad y escuchar nuestro cuerpo, que es donde se aloja y donde vivimos y sentimos la ansiedad, necesitamos momentos de quietud y calma, y sobre todo sentirnos en un espacio seguro, lo que justamente se puede vivir y experimentar durante las sesiones de movimientos según el Método de Liberación de las Corazas (MLC©). Estas sesiones nos aportan el marco necesario de calma y seguridad para crear un nuevo vínculo con nosotros mismos y podernos abandonar al momento presente y a la experiencia de explorar este hermoso y fascinante mundo que tenemos en nuestro interior, donde poder encontrar las respuestas a nuestros estados mentales y a los síntomas que somatiza nuestro cuerpo, entre ellos, la ansiedad.
He apuntado que la ansiedad se puede despertar, no sólo por circunstancias de nuestro presente (incertidumbre, inseguridad, miedo, estrés en nuestra vida cotidiana), sino también porque estas circunstancias de nuestro presente activan memorias reprimidas de experiencias dolorosas de nuestro pasado. La ansiedad de estas experiencias traumáticas no atendidas de nuestra infancia se ha quedado almacenada en nuestro cuerpo, esperando “ansiosa” (valga la redundancia) a ser escuchada. En nuestra infancia no pudimos atender la ansiedad como es debido porqué éramos pequeños, no teníamos las herramientas, no sabíamos cómo hacerlo y nos sentíamos solos gestionando todo este dolor, esta ansiedad.
El Método de Liberación de las Corazas (MLC©) nos da la oportunidad de gestionar el malestar de manera diferente, es una herramienta nueva que nos puede ayudar, desde la persona adulta que somos, a identificar, acoger y sentir la ansiedad en nuestro cuerpo (gracias a redescubrir nuestro cuerpo como un lugar seguro que podemos habitar y donde podernos sostener), escuchar lo que necesite expresar y además, hacerlo acompañados de un profesional que nos va guiando y sosteniendo de manera amorosa y compasiva durante toda la sesión y si es necesario más allá de la sesión en otros posibles encuentros individuales.